Ver a tu gato estornudar una o dos veces puede ser adorable, incluso gracioso. Pero cuando los estornudos se vuelven frecuentes o persistentes, es natural que salten las alarmas. Como dueños responsables, queremos saber: ¿es esto algo normal, una señal de alarma leve, o un motivo para salir corriendo al veterinario?
Vamos a desglosar las posibles razones detrás de los estornudos de tu felino y cuándo es el momento de buscar ayuda profesional.
Al igual que nosotros, los gatos pueden estornudar por razones muy simples y benignas. Si tu gato estornuda de forma esporádica y no presenta ningún otro síntoma, lo más probable es que se deba a:
Irritantes Ambientales: Polvo, polen, humo de cigarrillo, perfumes fuertes, aerosoles de limpieza o incluso un cambio en la arena de su arenero pueden irritar sus fosas nasales y provocar un estornudo reflejo.
Partículas Atrapadas: Un pequeño pelo, una mota de polvo o una fibra de la alfombra pueden entrar en su nariz y ser expulsados con un estornudo.
Excitación o Juego: Algunos gatos estornudan cuando están muy emocionados o durante el juego intenso, posiblemente por una respiración más profunda o por la inhalación rápida de aire.
¿Cuándo no preocuparse? Si los estornudos son aislados, tu gato está activo, come y bebe con normalidad, y no hay otros signos de enfermedad, puedes observar su comportamiento.
Cuando los estornudos se vuelven más constantes o duran varios días, es hora de prestar más atención. Podrían indicar algo más que una simple irritación. Aquí es donde empezamos a considerar causas que requieren una visita al veterinario, aunque no necesariamente de urgencia:
Infecciones Respiratorias Superiores (IRS): Son la causa más común de estornudos persistentes en gatos. A menudo son virales (como el herpesvirus felino o el calicivirus felino, responsables de la "gripe felina") o bacterianas.
Síntomas para observar: Además de los estornudos, busca secreción nasal (clara al principio, luego puede volverse espesa y amarillenta/verdosa), secreción ocular, conjuntivitis (ojos rojos e hinchados), letargo, pérdida de apetito, fiebre y úlceras en la boca (especialmente con calicivirus).
Alergias: Aunque menos comunes que en humanos, los gatos pueden desarrollar alergias a polen, ácaros del polvo o ciertos alimentos. Los estornudos serían un síntoma, a menudo acompañado de picazón en la piel o problemas digestivos.
Pólipos Nasales: Crecimientos benignos en la cavidad nasal o la garganta que pueden obstruir el paso del aire y causar estornudos, respiración ruidosa o dificultad para respirar.
Problemas Dentales: En ocasiones, una infección dental grave, especialmente en los molares superiores, puede extenderse a los senos nasales y causar estornudos.
¿Cuándo ir al veterinario (sin urgencia)? Si los estornudos persisten por más de 24-48 horas, si notas secreción nasal u ocular, si tu gato parece un poco decaído o si hay algún cambio en su apetito o nivel de actividad. Una visita al veterinario permitirá un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento.

Hay situaciones en las que los estornudos, combinados con otros síntomas, son una señal de que tu gato necesita atención veterinaria inmediata. No esperes si observas:
Dificultad para Respirar: Respiración con la boca abierta, jadeo, respiración ruidosa o esfuerzo visible al respirar. Esto es una emergencia.
Sangre en el Estornudo o Secreción Nasal: Pequeñas manchas de sangre pueden no ser graves, pero una cantidad significativa o sangrado persistente requiere atención urgente. Podría indicar un cuerpo extraño, un tumor o un problema de coagulación.
Letargo Extremo o Colapso: Si tu gato está muy débil, no responde o se colapsa.
Fiebre Alta: Si puedes tomarle la temperatura y es significativamente elevada (más de 39.2°C o 102.5°F).
Anorexia Completa o Deshidratación: Si tu gato no come ni bebe nada durante un período prolongado.
Hinchazón Facial o Dolor Evidente: Especialmente alrededor de la nariz o los ojos.
¡No lo dudes! Si tu gato presenta cualquiera de estos síntomas graves junto con los estornudos, busca atención veterinaria de emergencia.
Mientras esperas la cita con el veterinario (si no es una emergencia):
Mantén el Ambiente Limpio: Aspira regularmente para reducir el polvo y los alérgenos.
Evita Irritantes: No fumes cerca de tu gato, usa productos de limpieza sin olores fuertes y considera cambiar a una arena para gatos sin polvo.
Humidifica el Aire: Un humidificador puede ayudar a aliviar la irritación de las vías respiratorias.
Observa Atentamente: Anota la frecuencia de los estornudos, el tipo de secreción, si hay otros síntomas y cualquier cambio en el comportamiento de tu gato. Esta información será invaluable para tu veterinario.
Los estornudos en gatos son un síntoma común con un amplio abanico de causas. Si son ocasionales y tu gato está bien, no hay por qué alarmarse. Pero si son persistentes, van acompañados de otros síntomas o si tu gato muestra signos de malestar grave, la mejor acción es siempre consultar a tu veterinario. Ellos son los únicos que pueden proporcionar un diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado para que tu compañero felino vuelva a ronronear feliz y sin estornudos.